domingo, 24 de febrero de 2013

Almáchar vibró con Paqui Ríos


Paqui Ríos es una de mis debilidades, y la verdad es que hacía mucho tiempo que no la veía en vereda. Su cante es visceral, macerado en oscuros sones de maestros como los Mairena, El Chaqueta, La Perla, Pastora o Camarón. Además, era la Asociación Amigos del Flamenco de Almachar la que organizaba tan flamenca velada. Como ya he dicho en alguna otra ocasión, Almachar puede presumir de ser uno de los pueblos más flamencos de la provincia de Málaga. Con estos ingredientes, ni la lluvia ni el frío podían echarme para atrás.

Paqui Ríos. Foto: Pepe Portillo






















El encargado de secundar con su toque a Paqui fue Rubén Lara, guitarrista de 19 años que no deja de sorprender a los aficionaos por su precoz talento. Aúna a su exquisita técnica, un gran dominio del compás y sobre todo, algo que quizás no sea tangible, pero si perceptible a los oídos de los “escuchaores”, y no es otra cosa que la flamencura. Una guitarra tiene que sonar flamenca, y con tanto desarrollo de la técnica, los jóvenes tocaores no han prestado demasiada atención a este aspecto.



Rubén Lara. Foto: Pepe Portillo

Para abrir boca, comenzó Paqui por Malagueña del Mellizo. Hizo primero una Media Granaína para templarse en la que ni ella ni Rubén estuvieron finos, aún se notaba el frío en su garganta y en sus cuerdas respectivamente. Pero si algo me encanta de Paqui, es que es como una montaña rusa, imprevisible, distinta, capaz de llevarte al cenit de su cante cuando todo hace indicar lo contrario. Y esto fue lo que hizo cuando entonó la Malagueña de Enrique el Mellizo. Su cante se me metió en mi cuerpo, recorriéndolo en forma de escalofrío. Me mató. Después de esto, podía haberme ido para casa a gusto.

Decidí quedarme, para seguidamente degustar su Soleá por Bulería. Estuvo grandiosa Paqui, evocando sones de La Perla, Gloria, Frijones y aquel cante de La Serneta (7) que dejara Juanito Mojama para la historia (La mañana temprano). Un disfrute para los sentidos de los socios y aficionaos.


Paqui Ríos y Rubén Lara en Soleá por Bulería:



Para terminar esta primera parte de su actuación, hicieron Granaínas. Era la segunda vez que la escuchaba por estos aires, y lo cierto es que la primera vez me encantó, sacando unos matices dulces en su voz que desconocía. Pero esta vez no hizo suyo este cante, estuvo discreta, quizás por que venía mal de la garganta y es un palo que requiere unos buenos bajos. Por su parte Rubén puso a relucir su técnica desgranando falsetas con una gran soltura.

Comenzaron esta segunda parte de la actuación por Tientos y Tangos, y he de decir, que siempre están de diez en estos cantes. Paqui es de las cantaoras que más me llega por Tientos. Me gustaría verla alguna vez haciendo únicamente este palo. Se acordó de Pastora principalmente, aunque dejó una pincelada de la Repompa para rematar los Tangos.


Paqui y Rubén. Foto: Pepe Portillo


Si tuviera que decir que cante destacaría de estos dos artistas, no tendría dudas: la Seguiriya. Pero en esta ocasión ninguno de los dos estuvo cómodo. Paqui no transmitió como suele hacerlo, no le puso esa energía con la que suele afrontar este cante. Se la veía desganada. Comenzó con un estilo corto de Jerez (Tío José de Paula), al que siguió otro de Antonio Mairena, para acto seguido hacer una seguiriya de cierre en el que puso algo más de pujanza, pero sirvió de poco, porque su fiel escudero Rubén no vio que estaba rematando la Seguiriya y no le puso el broche oportuno.

Cuando parecía que los problemas de garganta de Paqui le impedían dar los mejor de ella, volvió a hacernos vibrar con unos Fandangos muy bien dichos. Con mucha fuerza, y una gran conexión con Rubén, que disfrutó su cante. Que hondo suena un Fandango de Corruco o Palanca en su voz. Y es que, ha tenido grandes maestros en este menester, como su padre o El Álvarez.

Paqui y Rubén. Foto: Pepe Portillo.


Para cerrar la noche, y con gran inspiración por parte de los dos artistas, se aventuraron en el siempre difícil compás de la Bulería. Después de hacernos vibrar con los Fandangos, se vinieron arriba y nos deleitaron con grandes dosis de improvisación, algo muy habitual en Paqui. Que si me voy a Jerez, que si me voy pa Utrera, que si meto una Caña, que si meto un Taranto, que si meto una Levantica, que si meto un Fandango de Aznalcóllar…Todo cabe en la métrica bulearesca, y si no que se lo pregunten a las hermanas con más arte de la historia del Flamenco. Por su parte Rubén estuvo pasao de compás y de ingenio para amoldarse al cante imprevisible y siempre genial de Paqui. Sin duda, fue una despedida por todo lo alto, que dejó a los aficionaos con ganas de volver a ver a estos grandes flamencos.

Después del cante oficial pudimos disfrutar de una pequeña reunión con los artistas y con algunos socios de la peña. Fue una noche de gran disfrute, noche que se tornó en madrugada, pero mereció la pena echar un ratito a gusto con Paqui que se hinchó de cantar (otros artistas cogen la pasta y hasta luego); Rubén que también dejó una pincelaitas por Fandangos y Bulerías; Curro, el presidente de la peña que también se jartó y algún que otro socio más. Una gran forma de terminar la noche.

Como siempre he de agradecer a la Asociación Amigos del Flamenco de Almachar su apuesta de programar buen flamenco habitualmente. Además el trato es exquisito por parte de los socios de esta entidad. Pueblos tan aficionaos como este es lo que hace falta en Málaga.

No me puedo despedir sin agradecerle también su colaboración al fotógrafo y amigo Pepe Portillo, que tuvo que lidiar con la escasa luz que había en la peña. Desde aquí recomiendo le echen un vistazo a su trabajo:

http://www.pepe-portillo.com/

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