jueves, 1 de agosto de 2013

Velando por la "pureza"


Al que le gusta la pureza, no le gusta una parte del flamenco, sino que le gusta el flamenco en toda su extensión, por ello ser purista es simplemente ser aficionado al flamenco. Demasiado se ha tergiversado sobre este término, tanto que su uso a día de hoy es limitado. Analizando la situación de esta palabra en el contexto de lo flamenco, dos han sido las vertientes que han hecho que su uso se realice con cautela:

-Por un lado tenemos los que aluden a la pureza como sinónimo de quietud, inmovilismo o incapacidad para crear; creyendo éstos que la pureza sólo radica en reproducir cual cacatúa el cante tal y como lo hizo fulanito. O por poner otro ejemplo más clarificador, aquellos que tachan de impuro un cante realizado por cantaores con diferentes líneas estilísticas a las afines de uno mismo.

-Por otro lado tenemos a los heterodoxos de pro, que aluden a que todo lo que se haga con sentimiento y lleve aires flamencos entra dentro del mismo lote. Y por mor de esto, y culpa de aquellos, rechazan este término exponiendo que los “puristas” no permiten evolucionar el arte flamenco. Pero claro, esta vertiente no disiente de la anterior en cuanto a lo que se entiende por pureza, tan sólo varía su posición frente a ésta.


El concepto que llevo a análisis, es mucho más simple de lo que nos han querido hacer ver algunos, y por supuesto no tiene la interpretación que algunos interesadamente le han querido dar.

Por supuesto que partimos de un mestizaje de culturas, músicas y sones que fueron los ingredientes básicos para elaborar el “caldo primigenio” del arte flamenco. Pero una vez consolidado éste, se definió a si mismo con unas características propias, una estabilidad musical, y una serie de componentes que lo convirtieron en un género con su idiosincrasia. Desde un punto de vista genético se podría decir que se estabilizó hasta convertirse en una línea pura. Obviamente para conseguir una línea pura hacen falta mezclar diferentes líneas cada una con sus características, y cuyo resultado es otra línea que aun no es pura, sino que necesita un proceso de estabilización para llegar a serlo.

No sabemos a cuando se remonta el género flamenco, pero sí podemos aproximar desde cuando es “estable”. Esto lo hacemos con algo tan tangible como los primeros registros fonográficos de cantaores que a su vez aprendieron de las generaciones anteriores. Además, esto lo apoyamos con informaciones a través de numerosos documentos de prensa. Por tanto haciendo un repaso fonográfico a lo largo de la historia flamenca, se puede apreciar claramente que es puro y lo que no lo es. La pureza radica en algo tan simple como interpretar un estilo flamenco con los componentes primitivos y que han perdurado con el paso de los años, moldeándose a las formas de los diferentes artistas en cada generación. El cante se realiza con voz, guitarra y palmas; así se ha hecho siempre a lo largo de la historia e introducir nuevos elementos musicales no hace más que introducir impureza al cante. Aun con esto, existen grabaciones antiguas y datos documentados de la utilización de otros instrumentos por parte de artistas en todas las épocas, algo que en mi opinión llega a ser nutritivo, y además algunos de los resultados son realmente geniales, pero ya no es puro; y por favor entiéndase cuando digo impureza o no puro como algo no peyorativo. No sigamos tergiversando para caer en la discusión fácil.

Explorar e introducir otros instrumentos se ha hecho siempre, pero no por cantar La Trini o Caracol con un piano justificamos que eso es puro. Puede ser un acierto, eso no es discutible, incluso una interpretación magna, pero no es tan puro como hacerlo con guitarra. Tamaña tontería. Esto sería como aceptar que acompañar con guitarra eléctrica es tan puro como hacerlo con la española tan sólo porque Ramón Montoya hubiere acompañado alguna vez de tal forma el cante. Absurdo.

Las notas musicales de un piano, un violín o cualquier otro instrumento pueden ser las mismas que las de una sonanta, pero por más flamencura que tenga el músico, nunca podrá tener el color con el que pinta la guitarra. Puedes dibujar con diferentes colores las mismas formas, pero el color del flamenco se pinta con guitarra.

No voy a poner en duda a artistas de la talla de Dorantes o Ramón Amador, dos auténticos fenómenos del piano, y flamencos hasta la médula, pero la textura del piano jamás podrá ser tan flamenca como la textura de la guitarra. Mismo caso ocurre con el cajón, donde hay verdaderos especialistas, pero me parecen en la mayoría de los casos una interferencia entre el cante y el que lo escucha. Es un sonido que jamás relaciono con lo flamenco. Ésta, es una opinión muy personal, ya que el elemento de la percusión ha estado siempre presente, ya fuere mediante bastones contra el suelo o golpeando las cañas de manzanilla en aquellos cafés de finales de siglo XIX. Pero el caso del cajón, por lo menos en la mayoría de mis experiencias, casi siempre ha supuesto un elemento innecesario en un recital de cante, no así en conciertos solistas de guitarra o como apoyo al baile.

Otro tópico de lo más extendido es el de decir que si el cantaor es de primera fila, todo lo que haga es “puro”. Gran mentira. Lo puro es el flamenco, el cantaor es puro siempre, pero el resultado de su cante si se adereza con otros condimentos ajenos al flamenco no es puro.

Siguiendo con las grandes falacias del flamenco, parece haber gente empeñada en asociar el término “pureza” a Antonio Mairena, cuando existen referencias al uso de este término por parte de grandísimos cantaores de todas las épocas. Chacón sin ir más lejos decía que los cantes más puros eran la tona y la liviana. En todas las épocas del flamenco se ha hablado de lo puro, por ello no hay que rehusar el término. Los “progres” del flamenco asocian este palabro con talibanes inmovilistas del flamenco que impiden evolucionar un arte vivo. Nada más lejos de la realidad, el arte sigue vivo, esperando que lleguen artistas y creen nuevos estilos, nuevas melodías, eso sí sin renunciar a la pureza.

Con este intento por mi parte de acotar el término en cuestión no trato de minusvalorar lo que no es puro. Ni mucho menos. Tan sólo distinguirlo de lo que no lo es. El artista que explora otros terrenos y tiene inquietudes musicales distintas no puede ser tratado por hereje, y por supuesto tiene todos mis respetos. Sin estos artistas que salen de lo ortodoxo y exploran otras músicas, otros sonidos y otras aportaciones instrumentales no se hubieran concebido obras de referencia como La Leyenda del Tiempo de Camarón, las zambras de Caracol, el Omega de Morente, la magna colaboración de Sabicas con Joe Beck y tantas joyas musicales con el flamenco como base o parte importante.

Velar en favor de la pureza es velar en favor del flamenco, sin cerrar la puerta de lo inexplorado, pero eso sí, llamando a cada cosa por su nombre.

Dejo una de las mayores joyas musicales en las que el flamenco está muy presente:


2 comentarios:

  1. Menudo temita nos traes hoy. Te copio unos párrafos de una conferencia que di hace años:

    En general, hablemos de flamenco o hablemos de otra cosa, ¿qué es la pureza? Los diccionarios vienen a decir que
    - Pureza es la cualidad de lo puro.
    - Lo puro es lo ausente de mezcla.
    En nuestro flamenco, si hemos de creer a los sesudos tratadistas, la mezcla, más que excepción, parece ser la norma: desde los tartesos, a los asentamientos castellanos contiguos a la llamada Reconquista, amén de los retornos americanos de andaluces que hubieron de cruzar el charco por antonomasia, o sea el llamado Oceáno Atlántico, todos parecen haber tenido arte y parte en el parto que a finales del XVIII y durante todo el XIX alumbró un tipo especial de música cantada que dió en llamarse FLAMENCO: ritos bizantinos, jarchas mozárabes, cantos sinanogales judíos, amén de formas especiales de expresión que aportaron unos geniales visitantes, vaya usted a saber si procedentes de Egipto o de la India, que desde el XV al XIX dieron en conocerse como gitanos. Todos, todos ellos sin excepción, pusieron su granito de arena.
    ¿Dónde, por tanto, buscar la pureza flamenca? No, miren ustedes, la pureza, como cualquier otro, no es sino un concepto abstracto, y de esto sabemos algo los llamados científicos, entre los que humildemente me hallo.
    Efectivamente, la pureza, en sentido estricto, la hay en Química, como la hay en Mineralogía, pero aún así solo aproximativamente. Por lo demás, hablemos del hazar y la necesidad del premio nóbel Jacques Monod, hablemos del bing-bang del importantísimo físico inglés Stephen Hawking, todo lo que ha llegado a ser vida lo ha sido por mezcla de elementos anteriores, de manera que todo científico, a poco serio que sea, debe concluir lo siguiente:
    La pureza, si apuramos el significado del término, nunca existe...

    Me dirás que eso ya lo has apuntado en tu artículo y es cierto, pero los conceptos hay que clarificarlos y yo creo haberlo hecho. Tengo mucho más que decir sobre este tema pero sabes que no me gusta extenderme. Seguiremos hablando.

    ResponderEliminar
  2. Creo que el problema como apunto en mi artículo ha sido tratar el concepto desde una visión química. Y esto es un error. Yo prefiero tratarlo desde otro campo de la ciencia, la genética, y así lo he explicado someramente en el texto. Para conseguir razás nuevas necesitas hibridar y estabilizar dicha raza mediante una adaptación al medio. Intentaré hacer una analogía para hacerme explicar: la hibridación es el antes del flamenco donde confluyen todas esas culturas y elementos musicales y se empieza a forjar un genero musical. Despues viene el proceso de estabilización, es decir, empieza a tener aceptación entre quienes lo escuchan hasta profesionalizarse y quedar definidos los elementos musicales que lo componen (genotipo). Ahora es el artista el que juega el papel de darle forma a esa música, de ponerle personalidad y de aportar cosas nuevas sin modificar el genotipo (fenotipos). Los estilos del flamenco no son más que fenotipos diferentes con el mismo genoma. Es como los hijos, puedes tener 10 hijos y no son iguales, pero se parecen. Sin embargo, me reitero que trratarlo desde el punto de vista químico es darle la razón a los inmovilistas, y este no es nuestro caso.

    ResponderEliminar